A lo largo de mi vida he tenido diferentes experiencias que han condicionado mi relación con el dinero.
Durante mucho tiempo creí que las personas que tenían dinero eran avariciosas, egoístas y de alguna manera insensibles a los problemas ajenos. Al mismo tiempo pensaba que no merecía tener mucho dinero y que tenía que trabajar muy duro y demostrar mi valía todo el tiempo para conseguir ese sueldo para vivir. Tenía unas creencias que me hacían sentir escasa y con la energía más baja. Empecé a leer blogs y libros e inicié mi proceso terapéutico que me permitió descubrir que podía ser abundante cambiando mi forma de ver la realidad. Comencé a confiar en mí, a sentirme merecedora de atraer abundancia en mi vida y a ser capaz de tomar mis propias decisiones. Al mismo tiempo fui cuestionando lo que pensaba sobre el dinero.
Principales aprendizajes que he obtenido en relación con el dinero.
El dinero es energía y es neutro. No es bueno ni es malo, solo depende del uso que se le de y qué objetivos quieras alcanzar. No es lo mismo querer ganar dinero con el afán de tener poder y perjudicar a otros que querer alcanzar tus logros y tus sueños para mejorar la vida de los demás. El dinero permite conseguir nuestras metas y todos nos merecemos poder lograrlas.
El dinero es abundante por lo menos mientras los bancos centrales sigan inyectando dinero a la economía.
El dinero es valor. El dinero que recibes es consecuencia del valor que aportas a la sociedad para que esta mejore. El objetivo para conectar con la abundancia no debería ser ganar más dinero sin más sino aportar más valor.
El dinero es un medio de intercambio y por eso sólo es útil cuando se gasta o se invierte. El dinero sirve para ayudar y para disfrutarlo. Acumular dinero sin utilizarlo es privar a la sociedad de valor.
La forma en la que consigues dinero debe estar alineada con tus valores, de lo contrario, no podrás mantenerlo de forma sostenible en el tiempo y te generará conflictos internos.
El dinero es justo si estás aportando valor a la sociedad, es justo que recibas dinero a cambio. No tengas miedo de pedir lo que te mereces ni te sientas mal por ello. No tengas miedo a vender tu trabajo (siempre que sea bueno, claro). Es importante recibir una compensación económica justa por lo que haces; trabajar gratis no es ni sano ni sostenible.
¿Has cambiado alguna creencia que tenías con el dinero? ¡Cuéntame tu experiencia!